viernes, marzo 24, 2006

"Esto es la muerte -se dijo el muchacho-, la consumación, la tos infernal que hace vomitar piedras, el rostro con que se castiga el mirarse demasiado en el espejo. "
Las bocas de los dos se aproximaron. Ella le pasó los dedos por los párpados. Esto es un cuento, dijo ella, que trata de un muchacho a quien besa una bruja. Voló hasta un montículo que cambia de tamaño como cambia el humor de una rana. Le acarició los ojos y se estrechó contra él. Y después que lo hubo amado y provocado su muerte, se lo llevó dentro de ella a una cabaña en el bosque. Pero este cuento, como todos los cuentos, termina con el beso. Ahora él no era más que un muchacho abrazado a aquella chica. Y la colina estaba sobre un río de verdad y los picos y los árboles que apuntaban hacia Inglaterra eran los mismos que Jarvis había conocido siempre en sus paseos con sus caballos y amantes, a lo largo de medio siglo, un siglo atrás.
"Una visión del mar" - Dylan Thomas