sábado, enero 28, 2006


Ahora que nos besamos tan despacio,
ahora que aprendo bailes de salón,
ahora que una pensión es un palacio,
donde nunca falta espacio para más de un corazón...
Ahora que las floristas me saludan,
ahora que me doctoro en lencería,
ahora que te desnudo y me desnudas,
y, en la estación de las dudas, muere un tren de cercanías...
Ahora que nos quedamos en la cama,
lunes, martes y fiestas de guardar,
ahora que no me acuerdo del pijama,
ni recorto el crucigrama, ni me mato si te vas.
Ahora que tengo un alma que no tenía.
Ahora que suenan palmas por alegrías.
Ahora que nada es sagrado ni,
sobre mojado,llueve todavía.
Ahora que hacemos olas por incordiar.
Ahora que está tan sola la soledad.
Ahora que, todos los cuentos,
parecen el cuentode nunca empezar.
Ahora que ponnos otra y qué se debe,
ahora que el mundo está recién pintado,
ahora que las tormentas son tan breves
y los duelos no se atreven a dolernos demasiado...
Ahora que está tan lejos el olvido,
ahora que me perfumo cada día,
ahora que, sin saber,
hemos sabido querernos, como es debido,
sin querernos todavía...
Ahora que se atropellan las semanas,
fugaces, como estrellas de Bagdad,
ahora que, casi siempre,
tengo ganasde trepar a tu ventana y quitarme el antifaz.
Ahora que los sentidos
sienten sin miedo.
Ahora que me despido pero me quedo.
Ahora que tocan los ojos,
que miran las bocas,
que gritan los dedos.
Ahora que no hay vacunas ni letanías.
Ahora que está en la luna la policía.
Ahora que explotan los coches,
que sueño de noche,
que duermo de día.
Ahora que no te escribo cuando me voy.
Ahora que estoy más vivo de lo que estoy.
Ahora que nada es urgente,
que todo es presente,
que hay pan para hoy.
Ahora que no te pido lo que me das.
Ahora que no me mido con los demás.
Ahora que, todos los cuentos,
parecen el cuentode nunca empezar.

Abstracción

Cogito, ergo ¡bum!

lunes, enero 23, 2006

viernes, enero 20, 2006

Alguien gritaba: ¡Somos principes!, y yo repetía: ¡Príncipes, sí príncipes!, y entonces otro decía: ¡Somos ángeles!, y yo decía: ¡Ángeles, sí ángeles! y corríamos de un lado a otro a por más cerveza y alguien ponía coca en una mesa de cristal y luego uno simpático, pequeño y feo pero al mismo tiempo especial y hasta guapo a su manera, como una de esas ranas que uno sabe que acabarán convirtiendose en príncipe, me dio medio ácido y me pasó una botella de vino. Después llegó un rato malo, sin mucha gracia, la conversación se hacía pesada, como puré de verduras o algo así, hasta que apareció una preciosa chica rubia y alguien dijo cómo se llamaba, pero no me enteré, y se sentó en el suelo y el príncipe rana le pasó una guitarra y ella se puso a cantar con una voz que parecía estar agarrada a una cornisa con una sola mano y cantó algo sobre un corazón que pasaba la noche fuera de casa y que volvía siempre por la mañana destrozado en mil pedazos. Cuando terminó su canción todo el mundo aplaudió, y la chica rubia no dijo nada.
Tenía una sonrisa pequeña y eso fue todo lo que nos dió, aparte de la canción. Luego se metió en una de las habitaciones con uno de los tíos que había por allí. Uno de esos que definitivamente no se lo merecen.

miércoles, enero 18, 2006

"Pero entonces bailaban por las calles como peonzas enloquecidas, y yo vacilaba tras ellos como he estado haciendo toda mi vida, mientras sigo a la gente que me interesa, porque la única gente que me interesa es la que está loca, la gente que está loca por vivir, loca por hablar, loca por salvarse, con ganas de todo al mismo tiempo, la gente que nunca bosteza ni habla de lugares comunes, sino que arde, arde... "


"En el Camino", Jack Kerouac

lunes, enero 16, 2006

domingo, enero 15, 2006

Quedaban 12 horas para el fin del mundo. Parecía que alguien en algún lugar había pulsado el botón equivocado, o al menos eso decían las noticias. No me interesaba saber más y estaba intentando dar con uno de esos canales de cine clásico cuando sonó el teléfono y era mi madre, que apenas podía hablar por las lágrimas: "Tu padre no puede ponerse, hijo, está forrando la salita con colchones, pero dice que también te quiere". Estupendo. Me notaba algo somnoliento, así que hice café suficiente para pasar la tarde. Doce horas es muchísimo tiempo. También llamaron mis tíos desde Palencia y mi ex: "Muérete pronto, ¿me oyes? A pesar de todo, no quiero que sufras. Procura pensar en los buenos momentos que tuvimos y muérete pronto". Tras convencerla de que ya me había tragado el veneno, nos dijímos adiós.
Me asomé a la ventana, la gente salía disparada de un lado a otro como las hormigas en verano cuando va a haber tormenta. Como si no supieran que ellos también viven en el interior de un televisor. Más de uno guardaba cola en el cajero automático de la esquina. Aquel diminuto vestigio de orden en mitad del caos me hizo sonreír. Volví al sofá y al mando. Encontré un canal autonómico cuya programación no había sido interrumpida por la inminente aniquilación del planeta. MIlagrosamente, unos títulos de crédito en blanco y negro asomaron a la pantalla: in a lonely place, de Nicholas Ray, y con Humphrey Bogart! Quedaban menos de 12 horas para el fin del mundo. No era la primera vez. Preparé palomitas.

viernes, enero 13, 2006

Quedaban 12 horas para el fin del mundo, no era la primera vez. Preparé palomitas

jueves, enero 12, 2006

To love is to suffer. To avoid suffering, one must not love. But, then one suffers from not loving. Therefore, to love is to suffer, not to love is to suffer, to suffer is to suffer. To be happy is to love, to be happy, then, is to suffer, but suffering makes one unhappy, therefore, to be unhappy one must love, or love to suffer, or suffer from too much happiness, I hope you're getting this down.

martes, enero 10, 2006

" Los muertos
no necesitan aspirina
o tristeza
supongo.
pero quizás necesitan lluvia.
zapatos no
pero un lugar donde caminar.
cigarrillos no,
nos dicen,
pero un lugar donde arder.
O nos dicen:
Espacio y un lugar para volar,
da igual.
los muertos no me necesitan.
ni los vivos.
pero quizás
los muertos se necesitan unos a otros.
En realidad,
quizás necesitan todo lo que nosotros necesitamos
y necesitamos tanto
Si solo supiéramos que es.
probablemente es todo
y probablemente
todos nosotros moriremos
tratando de conseguirlo
o moriremos porque no lo conseguimos.
Espero que cuando yo este muerto
comprendáis que conseguí tanto como pude. "

Charles Bukowski

sábado, enero 07, 2006

Derechos imprescindibles del lector

1. El derecho a no leer
2. El derecho a saltarnos las páginas
3. El derecho a no terminar un libro
4. El derecho a releer
5. El derecho a leer cualquier cosa
6. El derecho al bovarismo (enfermedad de transmisión textual)
7. El derecho a leer en cualquier sitio
8. El derecho a hojear
9. El derecho a leer en voz alta
10. El derecho a callarnos"

Daniel Pennac

jueves, enero 05, 2006

miércoles, enero 04, 2006

"Regalar un libro es también un acto de serena violencia pues aúna el imperativo con la dádiva: un admonitorio "aún no lo has leído" con su reverso amable: "disfrútalo", "te hará feliz". Y hay en todo esto algo de erótica adolescente, de androginia sentimental, de fuerzas que pugnan por salir de la indefinición. El adolescente utiliza los libros para salvarse del exceso de fantasía que amenaza su naturaleza, estancada en un estado tan puro como informe. Podrá dedicar su vida a fantasear o conseguir con el tiempo una especie de desasosiego, el clima de una búsqueda en la que él mismo se metamorfosea. Porque regalar un libro es conceder algo esencial a un tercero que en realidad no requiere de nosotros para expresarse."
Ernesto Hernández Busto

martes, enero 03, 2006


He cometido el peor de los pecados.
Que un hombre puede cometer.
No he sido. Feliz.
Que los glaciares del olvido.
Me arrastren y me pierdan,
despiadados.

"El remordimiento" - Jorge Luis Borges.
"Nunca he escrito, creyendo hacerlo, nunca he amado, creyendo amar, nunca he hecho nada salvo esperar delante de la puerta cerrada."

Marguerite Duras, El amante

"Hoy conocí a un genio en el tren
como de 6 años de edad
se sentó a mi lado y
mientras el tren
avanzaba a lo largo de la costa
llegamos hasta el océano
entonces él me miró y dijo,
el mar no es nada bonito,

fue la primera vez
que me di cuenta de ello."

Charles Bukowski
Pasan los segundos (periodos de tiempo muy pequeños) las horas (más grandes) los dias (algunos para olvidarlos otros para recordarlos) los meses (muchos ya) y después de plantar en mi cabeza el cartel de prohibido pensar en ti, parece que me he vuelto un poco rebelde o delincuente, y no hago nada mas que saltarme las normas; estoy en el bar, sentado delante del ordenador, solo hay dos clientes, y un día bastante malo, tu, como antes, tampoco estas, pienso cosas, y dejo de pensarlas, siento cosas y tengo que calmarlas, miro cosas y cierro los ojos, a veces como ahora me pierdo en este día gris y no me encuentro, a veces como hoy lo único que se hacer es pensar en ti, no debería decir nada de esto, pero ¿por qué callarlo? muchos días como hoy me encantaría cerrar, nunca jamás volver a esta realidad, no pasear más por nubes y agarrarme al suelo. Pasan los días, las horas, los meses.... el tiempo, y no se si lo pierdo o lo gano.

Una chica me dijo: No hay por qué tener miedo. Las cosas dulces y bonitas seguirán ahí cuando consigas despertarte.
Yo estaba despierto, así que imaginé que era ella la que estaba dormida.
Mete la cabeza en mi boca -dijo el gato- y espera. -¿Habré de esperar mucho? -preguntó el ratón. -El tiempo que tarde alguien en pisarme la cola -dijo el gato-; me hace falta un reflejo rápido. Pero yo la dejaré extendida, no tengas miedo. El ratón separó las mandíbulas del gato y metió del todo la cabeza entre los agudos dientes. La retiró casi inmediatamente. -Dime, ¿has comido tiburón esta mañana? -dijo el ratón. -Escucha -dijo el gato-, si no te gusta esto, te puedes largar. A mí, este asunto me carga. Te las tendrás que arreglar tú solo. Parecía enojado. -No te enfades- dijo el ratón. Cerró sus ojillos negros y volvió a colocar la cabeza. El gato dejó caer con precaución sus caninos acerados sobre el cuello suave y gris. Los bigotes negros del ratón se confundían con los suyos. Desenroscó su espeso rabo y lo dejó arrastrar por la acera. Llegaban, cantando, once niñas ciegas del orfelinato de Julio el Apostólico.

"La espuma de los días" - Boris Vian

Elaboraba la sustancia de sus propios sueños y con esos materiales fabricó un mundo para mí. Las palabras son gratis, decía y se las apropiaba, todas eran suyas. Ella sembró en mi cabeza la idea de que la realidad no es sólo como se percibe en la superficie, también tiene una dimensión mágica y, si a uno se le antoja, es legítimo exagerarla y ponerle color para que el tránsito por esta vida no resulte tan aburrido.

"Eva Luna" - Isabel Allende
Imaginemos a un pajarillo: por ejemplo, una golondrina enamorada de una jovencita. La golondrina podría, por lo tanto, conocer a la muchacha (por ser diferente a todas las demás), pero la joven no podría distinguir a la golondrina entre cien mil. Imaginad su tormento cuando, a su retorno en primavera, ella dijera: Soy yo, y la joven le respondiera: No puedo reconocerte. En efecto, la golondrina carece de individualidad. De ahí se deduce que la individualidad es el presupuesto básico para amar, la diferencia de la distinción. De ahí se deduce también que la mayoría no puede amar de veras, porque la diferencia de sus propias individualidades es demasiado insignificante. Cuanto mayor es la diferencia, mayor es la individualidad, mayores son los caracteres distintivos y mayores los rasgos reconocibles.

"Diario íntimo" - Soren Kierkegaard
Luego extendí la poltrona a la altura de la suya, y quedamos acostados más cerca que en una cama matrimonial. El clima de su respiración era el mismo de la voz, y su olor propio de su belleza. Me parecía increíble: en la primavera anterior había leído un hermosa novela de Yasunari Kawabata sobre los ancianos burgueses de Kyoto que pagaban sumas enormes para pasar la noche contemplando a las muchachas más bellas de la ciudad, desnudas y narcotizadas, mientras ellos agonizaban de amor en la misma cama. No podían despertarlas, ni tocarlas, y ni siquiera lo intentaban, porque la esencia del placer era verlas dormir.

"El avión de la bella durmiente" - Gabriel García Márquez
Los héroes sólo son héroes cuando se mueren o cuando los matan. Y los héroes de verdad nacen y mueren en la guerra. No hay héroes vivos, joven. Todos están muertos. Muertos, muertos.

"Soldados de Salamina" - Javier Cercas
Te regalan la necesidad de darle cuerda todos los días, la obligación de darle cuerda para que siga siendo un reloj; te regalan la obsesión de atender a la hora exacta en las vitrinas de las joyerías, en el anuncio por la radio, en el servicio telefónico. Te regalan el miedo de perderlo, de que te lo roben, de que se te caiga al suelo y se rompa. Te regalan su marca, y la seguridad de que es una marca mejor que las otras, te regalan la tendencia de comparar tu reloj con los demás relojes. No te regalan un reloj, tú eres el regalado, a ti te ofrecen para el cumpleaños del reloj.

"Preámbulo a las instrucciones para dar cuerda a un reloj" - Julio Cortázar
... oí en alguna parte detrás de mí su risa terrible; sabía que estaban en mi bolsillo todas las cien mil figuras del juego de la vida: aniquilado, barruntaba su significación; tenía el propósito de empezar otra vez el juego, de gustar sus tormentos otra vez, de estremecerse de nuevo y recorrer una y muchas veces más el infierno de mi interior.Alguna vez llegaría a saber jugar mejor al juego de las figuras. Alguna vez aprendería a reír. Pablo me estaba esperando. Mozart me estaba esperando.
"El lobo estepario" - Herman Hesse
¿Qué es lo más triste que recuerdas?Todo ese tiempo durante el cual no había nada que tapase la tristeza. Quiero decir que la tristeza es algo constante. Las canciones tapan la tristeza igual que el ruido tapa el silencio. Cuando las canciones se acaban vuelve la tristeza. Ir sentado en el autobús por la noche. El sonido de los televisores en verano que baja hasta la calle desde las ventanas abiertas, y la luz azul de los televisores en las mismas ventanas, la estupidez de los domingos, organizar tu propia fiesta de cumpleaños, los regalos que no te gustan hechos con verdadera ilusión, dejar de sentirse maravilloso para sentirse normal, no beber, no tomar nada, estar como al principio, Cáceres, cuando desaparece la sensación de ser otra persona que se te queda al salir del cine, las conversaciones del taxista, el metro, las máquinas de chicles del metro, la desgracia o la suerte de los parientes, cualquier noticia sobre los parientes en realidad, tratar de dormir solo sin estar borracho, los trenes de cercanías, que nada se parezca a algo que has leído. Lo peor es la tristeza. Arriba y abajo es mucho mejor que la tristeza, no importa lo violenta que sea la caída.
¿Cuánto puedes subir?
Conocí a un chico que era alérgico al polen y al polvo y al serrín y al humo provocado por combustión de carburantes y a las ensaladas y a los gatos y las ballenas y a las fibras sintéticas y a uno de cada dos medicamentos. Era uno de esos chicos que no hablan con nadie. Parecía uno de los que viven en campanas de cristal, pero era alérgico a las campanas de cristal, así que tenía que enfrentarse con todas sus alergias. Llevaba sus alergias encima como un viajante de comercio lleva sus maletas. Demostró legalmente que era alérgico a sus padres, así que sus padres tuvieron que darle una pensión vitalicia sin disfrutar a cambio del consuelo de agujerear sus zapatos con sus propias desgracias, además él ni siquiera llevaba zapatos porque era alérgico a la piel y al caucho. Le hicieron unos zapatos de madera pero a él le pareció que era como andar con dos ataúdes chiquititos en los pies, así que los tiró por la ventana. Una chica que pasaba por la calle recogió los zapatos, y como nunca había visto unos zapatos tan raros subió a ver de quién eran. El chico abrió la puerta y la chica entró, los dos se miraron un rato y los dos eran guapos, y los dos llevaban solos demasiado tiempo, así que se abrazaron un poco a ver qué pasaba y resultó que la chica iba vestida con fibras sintéticas y tenía ojos de gato, y estaba gorda como una ballena y tenía polen en el pelo y serrín en el cerebro y antibióticos en los dedos y ensaladas en la falda y un motor de explosión que le ayudaba a subir las escaleras. El chico se murió con una estúpida y gigante sonrisa de felicidad en la cara.
Cuando me desperté estaba seguro de que podía aprender algo de ese sueño pero no sabía qué coño podría ser


"Héroes" - Ray Loriga

Lo primero que quise fue marcharme bien lejos; en el álbum de cromos de la resignación pegábamos los niños que odiaban los espejos guantes de Rita Hayworth, calles de Nueva York. Apenas vi que un ojo me guiñaba la vida le pedí que a su antojo dispusiera de mí, ella me dió las llaves de la ciudad prohibida yo, todo lo que tengo, que es nada, se lo dí. Así crecí volando y volé tan deprisa que hasta mi propia sombra de vista me perdió, para borrar mis huellas destrocé mi camisa, confundí con estrellas las luces de neón. Hice trampas al póker, defraudé a mis amigos, sobre el banco de un parque dormí como un lirón; por decir lo que pienso sin pensar lo que digo más de un beso me dieron (y más de un bofetón). Lo que sé del olvido lo aprendí de la luna, lo que sé del pecado lo tuve que buscar como un ladrón debajo de la falda de alguna de cuyo nombre ahora no me quiero acordar. Así que, de momento, nada de adiós muchachos, me duermo en los entierros de mi generación; cada noche me invento, todavía me emborracho; tan joven y tan viejo, like a rolling stone.
Y no es que fuera odioso y detestado y antipático a los demás. Al contrario, tenía muchos amigos. Muchos lo querían bien. Pero siempre era únicamente simpatía y amabilidad lo que encontraba; lo invitaban, le hacían regalos, le escribían bonitas cartas, pero nadie se le aproximaba espiritualmente, por ninguna parte surgía compenetración con nadie, y nadie estaba dispuesto ni era capaz de compartir su vida.

"El lobo estepario" - Herman Hesse