sábado, diciembre 16, 2006

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En la vida, lo esencial es hacer juicios a priori sobre todas las cosas. Es evidente, en efecto, que las masas se equivocan, y los individuos siempre tienen razón. Pero hay que guardarse de deducir de ello reglas de conducta: éstas no tienen por qué necesitar ser formuladas para que uno las siga. Existen sólo dos cosas: son el amor, en todas sus manifestaciones, con chicas guapas, y la música de Nueva Orleans o la de Duke Ellington. El resto debería desaparecer, porque el resto es feo, y las pocas páginas de demostración que siguen extraen toda su fuerza del hecho de que la historia es completamente verdadera, porque me la he inventado de cabo a rabo. Su realización material propiamente dicha consiste, esencialmente, en una proyección de la realidad, dentro de una atmósfera oblicua y recalentada, sobre un plano de referencia irregularmente ondulado y sometido a distorsiones. Como se puede ver, es un procedimiento honesto, si es que los hay.

"Flor" de Alfredo Omaña

Prólogo de La espuma de los días, Boris Vian

Título; verso de la canción "El rock de la decepción" de Javier Delgado, dedicada al que aquí escribe